Pierre lleva quince años casado y tiene dos hijos. Ama a su mujer y se siente realizado como padre. Es un hombre satisfecho. Una noche conoce a Elsa, con quien compartirá charlas, risas y bromas. Pero Elsa tiene como regla de oro no liarse con hombres casados y Pierre, por su parte, quiere permanecer fiel a su esposa. Dos semanas después se vuelven a encontrar por casualidad y volverán a sentir una fuerte atracción. Será en ese momento cuando sus fantasías comiencen a mezclarse con la realidad.
La directora y guionista sabe cuándo mantener el silencio y las miradas en las secuencias clave, y, lo mejor, acaba con un epílogo fantástico.
Consigue insuflar un hálito nuevo a la vieja historia del nacimiento del deseo.
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